jueves, 13 de abril de 2017

En el Perú ¿Qué les Depara el Futuro a los Docentes de Inglés?

     
                                                       Por Enrique Rojas R.
                          


Durante la administración anterior, el gobierno en repetidas ocasiones puso de manifiesto su intención de convertir al Perú en un país bilingüe. En su afán de difundir por el país el que ya es un idioma universal, pareciera que estaban desdibujando el hecho que nuestra nación ya es, y ha sido desde siempre, un país plurilingüe.

El ex ministro de educación Jaime Saavedra señaló que, para ser ciudadanos del mundo, nuestros estudiantes deben saber hablar inglés. Se refería al impulso dado a la enseñanza de este idioma como lengua extranjera en las distintas instituciones educativas ya no sólo las privadas sino también las públicas.

Aunque siempre es bueno recordar que cerca de una quinta parte (aunque las cifras exactas son siempre inciertas) de los peruanos poseen el quechua como lengua materna y alrededor de un 2% adicional hablan aimara u otras lenguas nativas. Para todos ellos el castellano es una segunda lengua a aprender.  Y un 9% de la población habla el inglés como lengua extranjera.

Independientemente de esta realidad, es un hecho indiscutible que para entenderse, comerciar y acordar con el mundo actual, el dominio de esta nueva lingua franca resulta indispensable. Inés Temple, destacada mujer de negocios y gerente general de varias empresas de consultoría, define el dominio del inglés (y la tecnología) como uno de los tres elementos claves para ser competentes y competitivos en el mercado laboral. Es más, hasta se ha dicho que aquél que en estos tiempos no domina el inglés y maneja los recursos tecnológicos es un analfabeto funcional.

El problema emerge al preguntarnos ¿Quién define la competencia lingüística en el terreno académico y en el laboral?  ¿Es acaso equivalente una certificación de competencia en inglés obtenida de una aplicación en línea que un reconocimiento  de la Universidad de Cambridge o Nueva Jersey? Evidentemente, la respuesta es negativa. Y es aquí en donde cobran importancia los exámenes de suficiencia en inglés ofrecidos por algunas universidades e instituciones educativas extranjeras.

Ahora bien, dichas pruebas son considerablemente costosas y este importe casi siempre debe salir de los alicaídos bolsillos de los docentes. Muchos de ellos se plantean: “¿Y para qué necesito estudiar tanto y someterme a costosos  exámenes internacionales, invertir mucho tiempo y dinero si la institución educativa para la que trabajo no me va a remunerar más por hacerlo?”

Pero la verdad es que la realidad de los maestros de inglés está cambiando aceleradamente. Ahora se habla de exigirles el nivel B2 en el Marco de Referencia Europea y esto se traduce en resultados de entre 71 y 84 para el TOEFL IBT, entre 5 y 6 en el IELTS, y la aprobación del FCE en los exámenes de la Universidad de Cambridge.

Pero esto no parece ser suficiente para los mejores centros educativos. Debemos hacer notar que un manifiesto grupo alumnos que egresan de secundaria se están graduando ya habiendo aprobado el nivel B2. El número ciertamente es muy minoritario, pero creciente, lo que tiende a indicar una tendencia La pregunta que se cae de madura es entonces ¿qué nivel deberán tener los docentes para poder encauzarlos y guiarlos con sapiencia y confianza?

Debido a la expansión de la enseñanza de inglés, incluyendo al sector público, la demanda de docentes de la especialidad está creciendo en forma apresurada y es claro que acrecerá mucho más, a niveles nunca antes conocidos. Y la exigencia de un mayor dominio del idioma también se seguirá incrementando considerablemente.

Esto plantea un conflicto para los docentes del ramo. Si bien la demanda de sus servicios ascenderá, es evidente que el mercado será mucho más exigente para nosotros en términos de preparación, conocimiento del idioma y destreza pedagógica. Ya no hay espacio para vegetar. Quienes no crezcan al mismo nivel que demande el mercado serán dejados inexorablemente de lado.

Y usted, estimado docente, ¿Cuenta con algún tipo de certificación de competencia en inglés? ¿Cómo imagina su futuro laboral?

Comparta su experiencia, aspiraciones y/o interrogantes con nosotros y con sus colegas. ¡Los esperamos!

Referencia:
VERA RAMIREZ  NATALIA.  El inglés sigue siendo el rey Publicado en América Economía el 22 de   Junio de 2016. http://www.inestemple.com/2016/06/el-ingles-sigue-siendo-el-rey/ Recuperado 12 de abril de 2017.

DATOS BIOGRAFICOS
Licenciado en Periodismo por la PUCP, Perú, Enrique Rojas R. tiene una maestría en Periodismo y maestría en Historia Inter Americana de la Southern Illinois University, EE.UU.; una maestría en Literatura de la Universidad de las Américas, Puebla, México, todos los cursos para una maestría en TEFL en la Universidad de Piura, Perú; Es Bachiller en Educación de la Universidad Federico Villarreal. También ha obtenido títulos de Optima Competencia en inglés de la Universidad de Cambridge y de la Universidad de Michigan y el Diploma de Profesores de Inglés como Lengua Extranjera de la Universidad del Pacífico. Es examinador oral para los exámenes de la Universidad de Cambridge y ha sido galardonado con el título de Experto en E-Learning por la Asociación Educativa del Mediterráneo y la Universidad Marcelino Champagnat. Ha trabajado como catedrático en universidades del Perú, México y Estados Unidos; como locutor y productor en estaciones de radio y televisión en los Estados Unidos y México y como escritor y editor en la prensa diaria de los mismos países. Ha sido parte del personal de CIDUP durante 17 años, dedicándose a la enseñanza de inglés y español, y se ha especializado en exámenes internacionales, Inglés para Negocios, ESP y formación de profesorado. Es miembro del Área de Investigación del Centro de Idiomas de la UP.


miércoles, 5 de abril de 2017

¿Constituyen las demandas tecnológicas una ventaja o una desventaja para el docente?


                                                Por Zarela Cruz 


   
                                                                           
 Cuando hablamos de tecnología en el aula, probablemente pensamos en las pizarras inteligentes, en proyectores de última generación, en computadoras con rápido acceso a internet, si no es que nuestra institución cuenta también con una plataforma educativa donde existe una comunicación fluida entre docentes y alumnos. Esto sin dejar de mencionar la importancia de manejar presentaciones en Power Point, Prezi y, tal vez, poseer conocimientos básicos de Excel. No es difícil concluir que los docentes tenemos que poseer una gran gama de conocimientos para adecuarnos a las demandas del mercado.

El problema radica principalmente, en que pareciera que sólo apreciamos las instituciones que tienen acceso a tales implementos tecnológicos. ¿Pero qué ocurre en aquellas áreas donde apenas se cuenta con la infraestructura indispensable para que los alumnos reciban sus clases en las condiciones mínimas aceptables? ¿Tendrán los docentes alguna opción de emplear estas herramientas cuando existen muchas otras necesidades que cubrir? Tal vez la pregunta correcta sería: ¿Qué es prioritario: el dominio de la tecnología o el contar con las herramientas metodológicas y de infraestructura mínimas que nos permitan satisfacer las necesidades de conocimiento de cada nivel educativo? (ver el link de la segunda referencia)

Es alentador saber que, a pesar de las limitaciones financieras, muchos docentes se las arreglan para beneficiar a sus alumnos creando aplicaciones para que  aprendan, por ejemplo, a leer, estudien mejor las matemáticas, desarrollen su ingenio y su creatividad. Estos son maestros que dejan huella, no sólo en sus alumnos, sino también en sus propios colegas. (ver link de la primera referencia)

A nivel universitario, existen muchos cursos que se dictan siguiendo una modalidad mixta (“blended”), es decir que ofrecen una combinación de clases presenciales y sesiones online, que pueden ser también para práctica individual o disponer de una asesoría presencial. También existen cursos que se dictan totalmente en línea (“online”). La gran interrogante es: ¿Cómo perciben los alumnos este tipo de cursos? ¿Sienten que efectivamente, se da un aprendizaje? ¿Consideran que el entorno virtual es comparable al entorno personal, que tiene otras características y otro tipo de interacción? ¿Las necesidades de los alumnos determinan el perfil del estudiante en línea? ¿Son las necesidades de estudiantes de nivel primaria y/o secundaria las mismas que las de los estudiantes de nivel universitario? ¿Y los estudiantes de maestrías que además, nunca tuvieron la oportunidad de estudiar un segundo o tercer idioma en el colegio? ¿Estamos teniendo en cuenta a los alumnos que trabajan y/o los estudiantes adultos que además de trabajar tienen muchas responsabilidades laborales?  ¿Estos cursos satisfacen sus expectativas? ¿Y qué papel juegan en este contexto las expectativas de los docentes? Mas aún,  ¿Cuál es el rol del docente en este tipo de cursos? Hay mucho aún por descubrir en este campo, pero estoy convencida que lo iremos perfeccionando si tomamos en cuenta la experiencia docente y si la planificación educativa no es un empeño aislado, sino más bien un afán integrado al quehacer educativo.


Y usted, estimado colega, ¿Ya forma parte de los docentes que imparten cursos de este tipo? ¿Qué lo motiva a hacerlo? O por el contrario, ¿Qué lo frena para hacerlo?
¿Cuál es su experiencia docente en relación al empleo de la tecnología en su institución?

Referencias
http://elcomercio.pe/mundo/latinoamerica/peruano-figura-entre-50-mejores-profesores-mundo-noticia-1953620

http://larepublica.pe/impresa/domingo/863592-una-maestra-peruana-en-siria

Biodata
Zarela Cruz es traductora de profesión dedicada a la docencia por más de 20 años.  Ha concluido sus estudios de maestría en Lingüística por la PUCP y se ha diplomado en la Enseñanza de Español como Lengua Extranjera, en Diseño de Cursos  en Entornos Virtuales, entre otros. Cuenta también con certificados de la red Laureate en Enseñanza  de Educación Superior, Enseñanza al Adulto Trabajador y Educación en Línea, Híbrida  y Mixta.  Actualmente se desempeña como docente en el Centro de Idiomas de la Universidad del Pacífico y es miembro del Àrea de Investigación del Centro de Idiomas de la Universidad del Pacífico.